El melanoma se produce cuando los melanocitos se vuelven anormales y comienzan a crecer y multiplicarse de manera descontrolada. La mayoría de los melanomas son causados por el sol. Cada vez que nos exponemos al sol y nos ponemos rojos, sufrimos quemaduras solares. Estas quemaduras solares generan mutaciones (cambios en el núcleo de la célula). La mayoría de las mutaciones se reparan, sin embargo, si las quemaduras son repetitivas a lo largo de la vida, llega un momento en el que el cuerpo ya no puede reparar las mutaciones y se desarrolla el melanoma. Las personas que tienen quemaduras desde la infancia son las que más desarrollan melanomas por el sol.
A grandes rasgos, hay dos tipos de melanoma: los melanomas producidos por el sol y los melanomas cuya causa no se conocen pero que no son producto del sol.
Las personas que tienen más riesgo de desarrollar un melanoma producido por el sol son:
Personas de piel clara, con muchas pecas, cabello pelirrojos o rubios que se enrojecen facilmente con el sol.
Personas con familiares de primer grado que hayan tenido melanoma (padre, madre, hermanos o hijos).
Personas que ya han tenido melanoma en el pasado.
Personas que tienen muchos lunares (más de 50 lunares en el cuerpo)
Personas inmunosuprimidas, es decir con trasplantes de órganos, leucemia, infección por VIH/SIDA, que tomen medicamentos inmunosupresores o tengan enfermedades autoinmunes.
Las cámaras de bronceado aumentan el riesgo de desarrollar melanoma porque emiten la misma luz que el sol.
Las cámaras de bronceado aumentan el riesgo de desarrollar melanoma porque emiten la misma luz que el sol. La luz blanca de los bombillos, las pantallas de televisor, celular o computadores no producen melanoma, porque emiten una luz diferente a la luz del sol.
El melanoma de la piel que no es causado por el sol se llama melanoma lentiginoso acral, aparece en las palmas, las plantas y las uñas. Este melanoma no es causado por el sol, su causa exacta no se conoce aunque algunos pacientes lo asocian a golpes agudos (por ejemplo enterrarse una puntilla) o fricción crónica con la tierra o el calzado.
Bibliografía